Columna de Opinión - ¿Prohibir las motos con dos pasajeros? Cuando la inseguridad se combate con torpeza legislativa

Columna de Opinión - ¿Prohibir las motos con dos pasajeros? Cuando la inseguridad se combate con torpeza legislativa

Pudahuel, Santaigo de Chile. 23 de abril 2025.  En las últimas semanas, algunos diputados han comenzado a promover una discutible propuesta: prohibir la circulación de motocicletas con dos pasajeros en determinadas zonas urbanas, como una supuesta solución para frenar los delitos cometidos por los denominados “motochorros”.

Los parlamentarios que han apoyado o reflotado esta idea son variados y cruzan distintos sectores políticos. El diputado Jaime Araya (IND-PPD) ha defendido la iniciativa señalando que podría aplicarse en ciertos perímetros, como zonas de restricción. Diego Schalper (RN) ha manifestado su disposición a evaluarla, mientras que la diputada Lorena Fries (FA) propone una diferenciación entre zonas urbanas e interurbanas. A ellos se suman proyectos pasados impulsados por Cristián Araya (UDI) y Álvaro Carter (UDI), este último reconociendo incluso que su presentación fue un error administrativo.

Pero, ¿desde cuándo la seguridad pública se garantiza eliminando libertades de los ciudadanos comunes?

Prohibir que una motocicleta transporte un pasajero adicional no solo es una medida discriminatoria y de dudosa efectividad, sino que vulnera principios básicos como el derecho de propiedad, el libre tránsito y la libertad de elección de los consumidores. Las motocicletas que actualmente circulan en Chile están homologadas para transportar a dos personas: conductor y acompañante. ¿Acaso el Estado va a comenzar ahora a determinar cuántos asientos pueden tener los vehículos? ¿Van a prohibir también los autos con más de un asiento por si los “portonazos” son cometidos con copiloto?

Si el problema está en el uso delictual de una herramienta, la solución no puede ser castigar a todos los ciudadanos honestos que usan sus motos para trabajar, estudiar o simplemente movilizarse junto a un familiar. La lógica de esta propuesta raya en lo absurdo: si seguimos por ese camino, podríamos también prohibir los celulares porque los delincuentes se coordinan con ellos o cerrar calles porque facilitan la huida.

Si realmente se quiere frenar la delincuencia, hay que fortalecer la labor de inteligencia policial, mejorar la coordinación entre Carabineros y el Ministerio Público, y dotar de mayores recursos a las fiscalías, que hoy muchas veces actúan con desidia o simplemente no mueven un dedo si la víctima no se apellida como alguien de la élite chilena.

Finalmente, si los legisladores insisten en avanzar con esta idea, entonces que sean coherentes: prohíban también la importación y comercialización de motocicletas diseñadas para dos personas. Que solo ingresen al país motocicletas con asiento para uno. Aunque, claro, eso haría caer el negocio y enfrentarían a los lobbies económicos… más fácil es culpar al ciudadano de a pie.

La seguridad se construye con inteligencia, justicia y equidad, no con populismo legal y titulares de prensa.

Por: Ignacio Enrique Alarcón Benavides    –   Abogado – Profesor de Karate-Do – Comunicador Social   –   Vecino de Pudahuel

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