En Chile, la gestión de los recursos públicos ha sido objeto de creciente preocupación. Mientras el Estado ha incrementado su recaudación tributaria de manera significativa en las últimas décadas, la calidad de los bienes y servicios que ofrece sigue siendo deficiente. La pregunta que cada chileno debería hacerse es: *¿dónde está el dinero? *
La Carga Tributaria: Más Impuestos, Menos Crecimiento
En el año 2000, la tasa del Impuesto de Primera Categoría era del 15%. Desde entonces, ha ido en aumento, alcanzando el 27% en la actualidad, lo que posiciona a Chile como el décimo país con la tasa de impuesto a las empresas más alta de la OCDE, cuya media es del 23% (LATERCERA.COM).
Este aumento en la carga impositiva ha tenido graves consecuencias para la actividad empresarial. Estudios demuestran que por cada punto porcentual que sube el impuesto corporativo, la inversión privada cae entre 0,24 y 0,65 puntos del PIB en el largo plazo (CEPCHILE.CL). La curva de Laffer nos advierte que, a mayor carga impositiva, la actividad económica se contrae y, paradójicamente, la recaudación del Estado puede disminuir.
Un Estado que Ha Gastado 1,5 Billones de Dólares en 14 Años
Desde 2010 hasta 2024, el presupuesto nacional pasó de $60.000 millones a $80.000 millones de dólares, acumulando un gasto total de 1,5 billones de dólares en 14 años, cifra equivalente al PIB anual de México. No obstante, Chile no cuenta con un sistema de salud de calidad, una educación comparable con países desarrollados ni una infraestructura pública moderna. ¿Cómo es posible que, habiendo gastado semejante cantidad de dinero, la ciudadanía siga viviendo en condiciones de precariedad en muchos ámbitos?
Además, la deuda pública de Chile ha aumentado, situándose en 40% del PIB en 2024, con un costo financiero significativo (HACIENDA.CL).
Casos de Corrupción: Fundaciones y Malversación del Erario Público
Uno de los factores que explican esta crisis fiscal es la corrupción generalizada en el uso de los fondos públicos. Entre los casos más emblemáticos están:
1.- Caso Democracia Viva:
El escándalo de corrupción que estalló en 2023 reveló que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo entregó más de 14.000 millones de pesos a diversas fundaciones sin ningún tipo de fiscalización efectiva. Entre ellas, Democracia Viva, cuyo exrepresentante legal era Daniel Andrade, pareja de la diputada Catalina Pérez. El dinero, en lugar de destinarse a políticas públicas reales, se malgastó en contratos irregulares y administración opaca (ELPAIS.COM).
2.- Caso Audios:
Se reveló una red de corrupción donde el abogado Luis Hermosilla y la abogada Leonarda Villalobos discutían en audios filtrados la entrega de pagos a funcionarios del Servicio de Impuestos Internos (SII) y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) a cambio de información privilegiada. Este caso expuso cómo se desviaban recursos públicos para beneficiar a unos pocos (CIPERCHILE.CL).
3.- Corrupción y Mala Gestión en el Distrito 8:
El Distrito 8, que abarca comunas como Cerrillos, Colina, Estación Central, Lampa, Maipú, Pudahuel, Quilicura y Tiltil, enfrenta una representación parlamentaria fuertemente cuestionada. Diputados como Joaquín Lavín León, vinculado al escándalo de corrupción de Cathy Barriga; Claudia Mix, involucrada en el “Caso Bencinas”; Viviana Delgado, quien también ha sido cuestionada por mal uso de asignaciones fiscales; y Agustín Romero Leiva, acusado de fraude al fisco, representan una clase política desconectada de las necesidades ciudadanas y con serios problemas de transparencia.
Sueldos Exorbitantes y Privilegios de la Clase Política
Mientras la ciudadanía enfrenta dificultades económicas, los políticos en Chile mantienen sueldos exorbitantes:
Dieta parlamentaria: $7.348.983 pesos brutos mensuales (CAMARA.CL).
Asignaciones Parlamentarias: Fondos para asesores, transporte, arriendo de oficinas, bencina, viáticos y otros gastos, sumando millones adicionales mensualmente.
Bonos y Aguinaldos: Pagos extra en fechas especiales como Fiestas Patrias y Navidad.
Gastos Operacionales: Recursos para supuestos gastos de gestión que, en la práctica, son de difícil fiscalización.
Conclusión: ¿Hasta Cuándo?
Chile no necesita más impuestos ni más endeudamiento. Lo que urge es una administración eficiente del gasto público, mayor fiscalización y transparencia en el uso de los recursos estatales. Mientras sigamos permitiendo que fondos millonarios sean mal utilizados, los problemas de salud, educación, seguridad y vivienda seguirán sin resolverse.
Si queremos un país mejor, debemos exigir reformas reales en la asignación del presupuesto, eliminar privilegios políticos y castigar la corrupción de manera ejemplar. La ciudadanía ya no puede seguir tolerando un sistema que sube impuestos y gasta más, pero no entrega resultados. Ha llegado el momento de despertar.
Por Ignacio Enrique Alarcón Benavides – Abogado y Comunicador Social