Santiago, 24 de octubre de 2024. El Derecho Constitucional, es la rama fundamental de todo ordenamiento jurídico, desde un principio a los abogados se nos enseña que el ordenamiento jurídico es una pirámide invertida, y en el funcionamiento del Estado, fija las relaciones entre los ciudadanos y Estado. Aquí el Estado, administrado por el gobierno de turno, debe adecuar todo su sistema legal, su comportamiento real, a un respeto cabal de los DDHH, los tratados Internacionales obligan a los Estados ratificadores a cumplir con ellos. Pero para ello el termino de “violación de derechos humanos” se aplica a una determinada clase de actos atroces, tal como la tortura, la desaparición forzada o el asesinato, si no, con todo rigor, a la comisión de estos actos por el Estado o sus agentes. Algunos teóricos de las organizaciones no-gubernamentales de DD.HH. insisten en esta diferencia elemental entre lo que es un delito (cometido por personas particulares) y una violación de derechos humanos ((cometida por el Estado). Desde la óptica de las víctimas que sufren diariamente, puede ser igual o peor que en el caso que los cometiera el Estado. Para las víctimas, esta distinción no tiene sentido. La única manera de reconciliar estas dos ópticas queda en imputarle al Estado también la responsabilidad por estos crímenes de lesa humanidad no cometidos, pero tampoco prevenidos o castigados por él. Se recurre, en esta argumentación consecuente, a la vulneración de los derechos humanos por omisión, El Artículo 1° señala “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos. La familia es el núcleo fundamental de la sociedad…
Es deber del Estado resguardar la seguridad nacional, dar protección a la población y a la familia, propender al fortalecimiento de ésta, promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional.
Este pequeño texto tiene solo un fin, hacer un llamado de atención a los expertos, teóricos y Legisladores, que las estadísticas, no van de la mano con la inseguridad personal, la atención a cientos de víctimas y ciudadanos que perdimos nuestra tranquilidad de andar por nuestras calles tranquilos, sin miedo, p retomar nuestra tareas domesticas , como pasear a nuestro animales, visitar a un amigo, o mas importante salir a nuestros trabajos con la certeza que volveremos sin novedad a nuestra casa, en donde nos espera nuestra familia, padres , esposa e hijos.
Columna de opinión de: José Pino Morales – abogado – candidato CORE 123