En la vastedad del universo de las relaciones, se teje una crónica de amor que a menudo pasa desapercibida. El título, “Crónica de una Muerte Anunciada”, sugiere un destino inminente, pero ¿qué papel juega el amor en esta narrativa?
Según la teoría de la interdependencia social de Thibaut y Kelley, las relaciones se mantienen y prosperan cuando ambas partes perciben beneficios equitativos. El amor genuino implica un compromiso constante, una inversión continua que no conoce descanso. En el juego del amor, cada día es una oportunidad para renovar el compromiso y fortalecer los lazos afectivos.
Priorizar a la pareja es un componente esencial en la crónica del amor. La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, destaca la importancia de la conexión emocional para mantener relaciones saludables. Al priorizar a la pareja, se establece un lazo seguro que va más allá de los momentos románticos efímeros. Esta priorización no solo implica gestos grandiosos, sino también la atención a los detalles cotidianos que construyen la fortaleza del vínculo.
La teoría del aburrimiento en las relaciones, propuesta por Arthur Aron, sugiere que el aburrimiento puede ser un factor contribuyente a la disminución del amor y la atracción. Aquí radica la advertencia más crucial en nuestra crónica: descuidar a la pareja puede conducir al aburrimiento, un enemigo silencioso que mina la vitalidad de la relación. El amor requiere atención constante, creatividad y esfuerzo para mantener viva la chispa.
En el marco del modelo triangular del amor de Sternberg, la intimidad, la pasión y el compromiso son los elementos esenciales que componen el amor. Al descuidar a la pareja, se corre el riesgo de desequilibrar este triángulo, debilitando sus fundamentos y dejando espacio para que la muerte anunciada se manifieste.
El amor no se trata solo de los momentos de éxtasis; es un compromiso diario que supera las pruebas del tiempo. La crónica de una muerte anunciada se escribe cuando el amor se abandona a la inercia, cuando se subestima su necesidad de atención constante.
En conclusión, en esta crónica del amor, la lección es clara: el amor no se toma vacaciones, y la priorización de la pareja es la clave para evitar el aburrimiento que acecha en la penumbra. Es en la atención constante, en los gestos diarios y en el esfuerzo compartido donde se teje la historia de un amor que desafía las predicciones de su propia muerte anunciada. Que esta crónica sea una advertencia y una inspiración para aquellos que desean escribir su propia historia de amor, resistente y eterna.
Por Francisco Espinoza Rivas – Psicólogo, Magister en Gestión de Organizaciones – Jefe de Desarrollo Organizacional del Instituto de Neurocirugía
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