Vecino facilitó espacio de emergencia que fue habilitado como cocina, aunque pequeño y con menos condiciones que una sede vecinal, ocho voluntarios dieron lo mejor de sí para sostener esta cruzada solidaria en medio de la pandemia del Covid 19, donde tres valerosas mujeres llegaron hasta el final.
Pudahuel, Santiago de Chile. 03 de enero 2020. Con una ceremonia y con la satisfacción de haber cumplido tras nueve meses de trabajo solidario voluntario, el 31 de diciembre recién pasado culminó exitosa jornada de la olla común “Jaime Quilán” que permitió entregar miles de platos de comida a personas necesitadas.
A raíz de la pandemia, vecinos y vecinas de la población Teniente Merino y la agrupación Jaime Quilán, sostuvieron la olla común en un recinto pequeño habilitado y facilitado de emergencia como cocina por un particular. debido a que, según los organizadores. la Junta de Vecinos no facilitó la sede vecinal.
Esta iniciativa solidaria fue llevada adelante con entusiasmo y vocación desde mayo del año 2020 por varias
personas, llegando al final con la dedicación exclusiva tres gestoras, Fabiola Vargas, Angélica Pino y Lorena Mondaca.
Angélica Pino, señaló que “fue algo muy hermoso el poder ser parte de este grupo de personas que pudimos dar más de 250 almuerzos diarios de lunes a viernes. Pude ver la pobreza en nuestra población y cómo mucha gente nos necesitaba. Si tuviera que volver a realizarlo, con las mismas ganas lo haría”.
Por su parte, Fabiola Vargas, explicó, “terminamos un ciclo con el corazón lleno de alegría y satisfacción, pero no se cierra la idea de que si esto sigue más adelante volver con las mismas ganas de ayudar a los nuestros. Ahora nos vamos a concentrar en la semana de la colonia Jaime Quilán, que cada año venimos realizando, en donde entregamos alegría y ayuda social a las familias y niños de nuestra población Teniente Merino”.
Mismo sentir de Lorena Mondaca, quien, aplicando la experiencia de ser manipuladora de alimentos de un colegio, fue una de las encargadas de cocinar y preparar el menú. “Estamos cansadas, fueron nueve meses muy intensos, pero muy contentas. El sacrificio valió la pena”.
Estas mujeres valerosas también son agradecidas de todas aquellas personas que dieron su apoyo a esta noble iniciativa, y estuvieron siempre presente, pudiendo así poder sostener la olla común señalando nombres como el de Fernando Muñoz, Cristian Núñez, concejal José Escobar, amigos de la feria libre de los martes, empresas Agrosuper y Surlat, como también a Claudio y Mauro Rey por facilitar el espacio que se habilitó como cocina y también a Lucinda y Tania Chávez que no olvidan a la población en donde vivieron y venían desde Curacaví cada vez que podían ayudar a la olla común.
