El Karateca pudahuelino que quiere ser campeón del mundo

El Karateca pudahuelino que quiere ser campeón del mundo
Bastián García
Bastián García

“Quiero ser campeón del mundo”. Frase que representa los sueños de muchos deportistas, donde varias veces, no existen las condiciones para lograrlo. Pero el caso del pudahuelino Bastián García es alentador, pues a sus once años ya es seleccionado chileno de Karate, segundo a nivel nacional en su categoría, y en junio representará a Chile en un sudamericano en Bolivia.

Y talento tiene. No por nada en la entrada de su casa, cuelgan sus 28 medallas que con mucho sacrificio, ha conseguido a lo largo de su corta pero exitosa carrera deportiva. Su historia de triunfos comenzó a los 6 años en la rama de Karate del colegio Boston Collage de nuestra comuna.

Un día, el profesor mandó una nota a los padres, comentándoles que las condiciones de Bastián eran superiores a las del resto. Desde ese momento, comenzó su aventura. “Nos asustamos porque pensamos que podía ser algo malo, pero cuando nos dijeron que era para pasarlo a la Academia, nos sentimos felices. Esa opción era muy importante, ya que al ser una academia, nuestro hijo podría mostrarse más afuera”, sostuvo su padre.

Bastián García
Bastián García

Hoy este pequeño está segundo a nivel nacional. Incluso, desde el año 2013 comenzó a entrenar en el Centro de Entrenamiento Olímpico (CEO), con la intención de prepararse para competir en torneos federados (desde los 12 años en adelante).

Pero el gastos económicos para sacar adelante la carrera de Bastián es enormes. Son más de dos millones de pesos anuales lo que necesitan para cubrir los gastos de viajes, y otros insumos. Por eso, los padres hacen un llamado de apoyo a las empresas u otras instituciones locales, para que confíen en su hijo.

Bastián, ¿Por qué alguna empresa debería ayudarte?, “Creo que  tengo condiciones para contar con alguna ayuda económicas. He demostrado que soy un deportista con proyección, que voy a dejar en alto el nombre de Chile en Bolivia”, concluyó.

Por Marcelo Jara

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