Pudahuel, Santiago de Chile, 27 de febrero del 2010. Basares y almaceneros, una vez ocurrido el terremoto, se vieron sobrepasados por el interés del vecindario por velas y pilas medianas y grandes para destinarlas a diferentes funciones, como radios y linternas para iluminar en las oscuras noches que prosiguieron el terremoto
El comercio en su gran mayoría vendió estos productos al precio que lo hacían habitualmente, pero lamentablemente la poca ética de algunos inescrupulosos que aprovecharon desabastecimiento momentáneo y la presión del público por adquirir velas y pilas hicieron aumentar los precios en algunos casos al doble.
Dentro de estos casos, un locatario del persa Teniente Cruz, que dentro de sus productos vende pilas de diferentes tamaños, subió en un 100 % su valor costando $350 antes del terremoto y después de éste $750, más del doble de su precio.
También aparecieron algunos comerciantes, los denominados coleros, quienes vendieron el sábado 27 y domingo 28 de febrero velas al doble del costo habitual y de una calidad muy inferior a lo normal, teniendo una durabilidad encendidas de no más allá de diez minutos antes de consumirse en su totalidad.