Creatividad: Un patrocinio a la felicidad

Marcia Bravo C./Psicóloga Clínica/psicologa.pudahuel

Caminando por la calle Marta Brunet de Pudahuel, observé cómo una niña (de unos 7 años) intentaba elevar un cometa. Su padre le daba instrucciones para que lo lograra, no obstante ella le dijo: “no lo voy a hacer como me dijiste”. Entonces, lo hizo a su manera y el cometa voló.

A partir de esa escena podríamos suponer un desafío a la autoridad paterna, ya sea por mero capricho o por la búsqueda de nuevos caminos. Si pensamos en lo segundo, aplaudamos a esta audaz pequeña que se atrevió a contrariar la ley, convirtiéndose en  una rebelde con causa.

Algunos padres enseñan a sus hijos e hijas que las cosas son como son porque siempre han sido así y seguirán siéndolo ¡hasta el infinito y más allá!. Sin embargo, lo/as que han renegado de este dudosa verdad han propiciado avances sociales y tecnológicos, entre otros. Tales valientes transformaron lo establecido, lo normal, lo correcto y lo seguro, persiguiendo (y alcanzando)  metas innovadoras y sueños escurridizos.

Asimismo, he escuchado a mucha gente decir, “lo mejor que puedo dejarles a mis hijos es la educación”, a mi parecer, lo mejor es incentivarles la creatividad, porque puede facilitarles más éxito y felicidad que un “cartón” en la pared. Usted puede ser técnico o profesional en X disciplina, pero si no sabe cómo desenvolverse con ese conocimiento, ese título quedará inerte y estéril. Sin embargo, si a su actividad laboral le suma su chispa, todo se va a encender y se va a destacar de entre quienes hacen un trabajo apagado (monótono, inactivo, sólo por dinero o sólo cumpliendo lo mínimo esperado). La persona creativa invariablemente avanzará, si el resto lo detiene, perseverará solo/a y triunfará.

En otros países se valora el emprendimiento aún de proyectos fallidos,  apoyando las iniciativas personales como estrategia de superación nacional. Si copiamos tantas actitudes y creencias foráneas, ¿por qué no estimular también la acción creativa, aunque parezca locura o poco rentable, aunque nunca nadie lo haya hecho o aunque termine en un seudo-fracaso?.

Si fomentamos la habilidad para crear y producir en el mundo exterior, igualmente podremos construir un mundo interior confortable y productivo, donde nada será un obstáculo invencible.  Por tanto, la creatividad puede salvarnos en tiempos de cesantía, de escasez económica, de derrumbe emocional, de crisis total, porque en alguna parte encontraremos una salida… o una entrada a otras soluciones, quizás poco o nada exploradas, quizás millones de veces visitadas, pero novedosas en nuestras manos.

Esta creatividad puede cultivarse, por ejemplo, con los juegos, aquellos donde el niño y la niña despliegan el potencial de su imaginación y se insertan en un espacio transicional, entendido como un sitio entre lo real y lo irreal. Ahí pueden desarrollar su capacidad creadora, inventando historias, personajes y situaciones, siendo sus juguetes un tesoro invaluable. Por ende, ¿qué importa que ensucien o desordenen al jugar (pero que después lo arreglen, por supuesto, ja ja) si en esa dinámica están formando una fuente inagotable de preguntas y respuestas fortalecedoras a las que podrán recurrir cuando adultos, para protegerse de la angustia?.

A veces los padres regalan o botan los juguetes de sus hijos e hijas porque les falta un lugar dónde acomodar más ropa, dónde poner otro mueble o sólo por mantener un estricto orden…¡no tiremos a la basura la magia de nuestros peques!. Crear es Crecer.

Marcia Bravo C./Psicóloga Clínica/psicologa.pudahuel@gmail.com