Marcelo Conejero, personaje invisible para muchos de nuestra comuna

Marcelo Conejero, personaje invisible para muchos de nuestra comuna
Joven sureño en situacion de calle en Santiago

Hay momentos en la vida de cada persona que lo hacen reflexionar el por qué y para qué estamos aquí, eso pasó el 17 de diciembre 2007, mientras caminaba con Manuel Carvajal, por Avenida Tte. Cruz al llegar a J.J. Pérez, un hombre andrajoso cedió su espacio de vereda para que pasáramos y con su cabeza siempre gacha nos saludó, era Marcelo Conejero Nahuel, un chileno en situación de calle, que nos permitió conversar con el.

Marcelo  Conejero, ¿desde cuándo estás en situación de calle?

En verdad son tantos años, que casi no recuerdo.

¿De dónde eres?

Soy de Temuco y descendiente de mujer mapuche.

¿Qué pasó con tus padres?

Ellos se separaron cuando yo aún era aún muy niño, mi padre está en Temuco y de mi madre no se nada.

¿Qué edad tienes?

Como veinticinco años

¿Por qué llegaste a esta situación de calle?

Creo, porque se me olvidan las cosas señor, a veces no entiendo lo que me dicen las personas.

¿Tienes familia en Santiago?

Sí, una tía, que a veces visito.

¿Sabes leer y escribir?

Si, páseme un papel y le escribiré mi nombre y lo que usted quiera.

Yo tengo  miedo

¿Tienes miedo de conversar conmigo?

Sí señor.

¿Por qué me temes si  no te voy hacer daño?

Mi padre me golpeaba y también otras personas que lo hacen por diversión, sobre todo jóvenes que me dan patadas y se ríen de mi.

¿Qué te dice la gente al verte?

Pareciera ser que no existo para ellos.

No me debes temer, yo soy igual que tú, una persona que te respeta y quiere conversar contigo.

Sí señor, nadie se detiene y habla conmigo como usted lo hace, a veces algunos me tiran una moneda o me regalan algo de comida, pero pocas veces me la pasan en la mano.

¿Te puedo pedir un favor Marcelo ?, no me digas señor, solo dime Agenor

No puedo señor, usted se detuvo a conversar conmigo, déjeme que le diga así.

¿Hace cuánto tiempo que no comes un plato de comida caliente?

Señor, no lo se, como lo que la gente me regala, usted ve este pancito una señora me lo dio.

Ese pan es de varios días y está demasiado duro para comérselo

Tengo hambre y es lo único que la gente me ha regalado.

¿Dónde dormiste anoche?

Acurrucado en un paradero de Pudahuel

¿Dónde dormirás esta noche?

En algún rinconcitos por ahí, siempre hay algunos.

¿Estás enfermo?

No, señor.

¿Te puedo preguntar algo sin que te ofendas, consumes drogas o alcohol?

Droga no, pero sí alcohol, algunas veces.

¿Tienes líos con la justicia o has estado detenido?

Nunca señor.

¿Conoces el Hogar de Cristo?

Sí, a veces voy a dormir allá cuando tengo algunas moneditas.

¿Qué quieres de la vida o que la gente haga por ti?

Nada señor, quizás un poquito de respeto de las personas.

Solo quería comer un pan Blando y una bebida

¿Qué te gustaría  comer hoy?

Un pan blando y una bebida.

¿Te invito a compartir nuestra mesa de familia la noche de navidad?

No lo se,  pero en donde esté recordaré que alguien me invitó a compartir su mesa en Navidad.

¿Quieres decirle algo a la gente de Pudahuel?

Sean felices con lo que tienen, los que no tenemos nada lo somos a nuestra manera.

Mientras se alejaba nos quedamos mirando al joven de cara sucia, ojos triste y una vida entrama de mendicidad, con  muy pocas oportunidades para revertir su situación de pobreza material y de temor a las personas que se le acercan por estimar que muchos le han hecho daño, solo queda  esa imagen de destello y paz que irradiaba ese  cuerpo andrajoso que detuvo su caminar para regalar su tiempo y enseñarnos que también existen estas personas que no queremos ver, sólo una conversación y un deseo de un pan y una bebida era todo lo que el señor Marcelo quería, mi buen amigo Manuel Carvajal, conmovido con aquella experiencia de vida, no dudo un instante en traer un pan con queso jamón y una bebida que regalo, era todo lo que este hombre quería esa tarde, luego se alejó sin mirar hacia atrás ni levantar la cabeza, mientras las personas pasaban por su lado como si no existiera.

Por Agenor Tapia.

4 Commentarios

  1. me conmobio de sobre manera tu reportaje… te felicito por tu seriedad en tus palabras el respeto con el que trataste marcelo .. todos somos hijos de dios y como tal merecems el mismo respeto. espero que marcelo se encuentre muy bien…
    saludos sandra v.

  2. Hola Agenor, no te conozco pero me hiciste llorar con tu reportaje a esta persona poblé en extremo, quizás muchos no entiendan que estos seres están aquí por una razón y su mensaje lo entenderás cuando ya no vivan en carne y hueso.

    Saludos

    Verónica Pacheco

  3. Hola amigos del Diario Tropezón, para quienes me han preguntado si Marcelo Conejero compartió mi mesa de navidad, diré con pena que no, de igual forma en nuestra mesa se dejo un espacio vació para el invitado que no llego.

  4. Hola Agenor, me gusto lo que escribiste sobre la gente que nadie quiere ver los mendigos, que muchas veces son ellos mismos los que quieren estar en esa situación, pero de igual forma hay que prestarle ayuda por que son personas que siempre tienen hambre

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